Si hay algo en ADESA a lo que damos mucha importancia es a la formación continua del equipo técnico, así como la uniformidad de criterio. Este último aspecto es en ocasiones especialmente puntiagudo, ya que poner en común a 10 personas no es tarea fácil, sobre todo considerando la interpretabilidad de los temas que abordamos.
Teniendo en cuenta que la mayor parte del tiempo las personas que nos dedicamos a la consultoría y auditoría estamos en las empresas del cliente y nos vemos poco, nos “obligamos” a juntarnos al menos una vez al mes para vernos presencialmente, compartir momentos de café y sobre todo, poner en la mesa distintos temas que nos han ido surgiendo en el periodo anterior: consultas de los clientes, necesidades de desarrollo interno, así como debatir distintos temas y unificar los criterios internos que vamos a seguir en el momento de dar servicio y resolver las distintas cuestiones que les surgen a nuestros clientes.
Este último mes hemos estado trabajando y perfilando nuestra nueva herramienta asociada a la vigilancia ambiental. Hemos diseñado un árbol de decisiones que nos permite categorizar las distintas zonas de la empresa en base al riesgo y definir los puntos de muestreo, los parámetros a analizar y las frecuencias en base al resultado obtenido de dicha evaluación. De esta manera, las empresas alimentarias pueden disponer de una base objetiva sobre la que definir su vigilancia ambiental, basada en el riesgo.
A partir de ahora, toca validarla en las distintas auditorías de certificación GFSI a las que asistiremos en el mes de junio y recopilar las aportaciones realizadas por los auditores de certificación, que son una fuente constante de conocimiento y aprendizaje.
¿Y qué hay de tu sistema de vigilancia ambiental? ¿Cómo está definida?
Te podemos ayudar mejorando la herramienta que tienes o incluso compartiendo contigo la que hemos diseñado internamente, basándonos en guías internacionalmente reconocidas.